Hasta el último suspiro

"Sobrevivimos al Día de Muertos" dijo mi compañero al saludarme. En la raíz de nuestras risas posteriores se dejó ver la tristeza.

Entre la magnificencia de la tradición que en México nos permite recordar a nuestros difuntos, honrar su memoria; el comienzo de noviembre fue violento: nos sacudió la aberración de lo inhumano, nos lastimó la censura, la represión... desde Juárez hasta Michoacán.

Sin distingo de orígenes, ideologías, características... las mujeres y hombres de bien que luchan en el ámbito público merecen vivir y seguir construyendo. Pero también hace falta, con urgencia, entender que los asuntos políticos nos competen a todos. Debemos de participar en acciones de mejoramiento común.

Seamos alimento de amor: pongamos nuestra vida al servicio del bien, con pequeñas acciones voluntarias, diarias, generosas. Hagamos que nuestros gestos y palabras sean regalo para quienes los reciban; que nuestra sonrisa calme el miedo y nuestra paz se contagie.

Nuestra vida multiplica.

Podemos potenciar el dolor o tomar las gotas de amor que nos caen, refrescar el corazón y generar un aguacero... abstraernos en el miedo o renacer en la fe, en la confianza de una dimensión superior del amor que nos ilumina, para fluir con la vida, esquivar los obstáculos.
Hoy hace un buen día para liberarte de lo que te ata a una muerte en vida: resentimientos, tristezas... incluso la apatía. Hay que vivir, hasta el último suspiro.

Comentarios

Sara O. Durán dijo…
¡Impresionante! el giro de asimilación que le das a sucesos tan desastrozos como es la muerte por causas incomprensibles y violentas.
Qué Dios siempre te siga iluminando y protegiendo física y espiritualmente. ¡Eres muy grande y te admiro un montón!
S.D.

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