Creo en ti

Creo en ti
Sin cegarme ni ponerte exclamación
Como en el buen humor, creo en ti
Como creo que la unión hace la fuerza
Creo y soy para el mar y del mar
Creo en ti

Creo en ti
Y tu ausencia pasa a ser mi eternidad
Tu silencio mi paz
Tu recuerdo mi motor
Y a pesar de todo creo en ti...

("Creo en ti", Miguel Bosé)


Al pasar los años, los seres humanos vamos acumulando experiencia.  Sin embargo, tambien archivamos mentiras, caretas, actuaciones.

La vida en sociedad (máxime en la actualidad) obliga al individuo a adaptarse a nuevas circunstancias, a ocultar su verdadero "yo" y simular frente a quienes se encuentre, según la situación. Porque los "sinceros" no son bien vistos.

Dejamos de expresar nuestras aflicciones, deseos, necesidades. Anulamos nuestra esencia, para convertirnos en seres casi programados, o mejor dicho, programables según la ocasión.

Por ello vemos jovenes en crisis, que una semana son "emos"  y a la siguiente "punketos"; mujeres que adaptan su personalidad a los impulsos del marido-novio-pareja, dejando de lado sus verdaderas inquietudes; hombres que se reprimen hasta quedarse secos. 





Todo este escenario, se refleja en la escena cotidiana de la comunidad.

¿Cómo tener una mejor sociedad, si sus individuos están enfermos, desde la profundidad de su ser?

De nada sirve tratar de resolver lo global, lo general si, en lo particular, estamos fragmentados.
Seguiremos viviendo la muerte, la violencia, el crimen sin castigo, si no nos atrevemos a sembrar el orden en nuestra persona.



Por ello (estimado lector de este humilde blog) si en verdad deseas que las "cosas mejoren", que el entorno deje de ser hostil... busca en tu interior aquellos ciclos inconclusos, las tareas pendientes que has postergado sin percatarte, pues es allí donde si puedes intervenir:

1. Acércate a esos seres que has amado o que has herido y habla. Comparte lo que ha estado en tu mente por mucho tiempo, lo que has querido decir. Cierra con buen candado esa puerta que ya no cruzarás. 

2. Expresa palabras de aliento, emite sólo mensajes positivos a quienes te rodean. (La boca expresa lo que el corazón desborda).

Si ejercemos estas dos condiciones, seguramente Dios nos mostrará el camino a nuestra siguiente escala. A veces cometemos el error de cerrar los ojos y creernos ciegos. Pero la verdadera ceguera es la inactividad, la indiferencia y la simulación.


"Más vale encender un cerillo, que maldecir las tinieblas"

Si voluntariamente emprendemos un nuevo orden de vida, si creemos en nuestros dones y capacidades, motivaremos a nuestro inconsciente a que actúe de manera correcta, a que nos brinde esa paz interior que necesitamos.


Como si a cada respiro dijeramos a nuestro niño interior: creo en ti.












IMD


Comentarios

Hugo G. dijo…
Felicidades Irly!

Tu como siempre con enorme beatitud aportando tu granito de arena para invitar a la reflexión
Lore O. dijo…
No podemos pedir lo que no tenemos.

Buen articulo, enhorabuena.
Anónimo dijo…
Palabras bien tejidas, que sacuden conciencias propiciamente, porque emanan también de tu conciencia. Yo ¡Creo en tí!

SD
Anónimo dijo…
mmm solo dire ... Ya vuelve a Mérida, se te extraña.
Atte. Alejandro Alcocer
Fernando F. dijo…
Hola, antes que nada Felicidades por este escrito, en lo personal me gusto mucho, y comparto contigo esa vision que tienes en relacion a este tema, siempre hay que ser uno mismo, es llegar a ser...un hombre autentico.

Saludos.

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