Infeliz México Dependiente


Septiembre. Mes patrio. Festejo obligado y permitido por la Secretaría de Educación y la Ley del Trabajo.

A escasos días para el grito, dime México... ¿Qué vas a festejar?

¿No estás cansada patria, de este abrumador silencio de tu gente. De esta apatía, de la indiferencia ante los múltiples y fatídicos acontecimientos?

Estamos ya acostumbrados al dolor. Abrimos los panfletos "de a peso" y con beneplácito reímos de las "nuevas calamidades", al fin y al cabo el mundo queda tan lejos.


Vivimos con miedo. Con el miedo de ignorar si volveremos con bien. Y ese miedo nos hace sordos. Ciegos. Y mudos.

Nos cierra la boca la impotencia, porque sabemos que hablar cuesta y no queremos ser el próximo número en las estadísticas abominables.

Son tantos y tantos los puntos, los temas. Tantas incongruencias que hay en nuestro entorno, que no hace falta profundizar en ellas. Porque todos las sabemos, las sentimos a cabalidad.

Por favor, autoridades, dirigentes, políticos. Cuando salgan a sus respectivos balcones a llenarse la boca de patria, de efemérides, de próceres, hagan un exámen de conciencia, analicen.

¿Tienen solvencia moral para festejar independencia?

Porque yo no, ni mis cercanos. Porque México está callado, dolido. Porque dependemos de su actuar, de sus equivocaciones. Porque aún estamos pagando el costo de los errores. Y porque salir a la calle a festejar, implicaría no regresar en muchos casos.

Porque lo patriótico se gesta en la misma casa que los valores y la ética. Y porque los mexicanos, de carne y hueso, nos irémos a la cama el 15 de septiembre con la misma pregunta:

¿Hasta cuando serémos independientes, para vivir?

IMD

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