¿Libertad de prensa o "Libertad prensada"?

Para muchos pudiera ser una simple consecuencia de la apertura mediática, como síntoma de un sistema que está en plena democratización. Para otros, es un obstáculo latente y un problema potencial para el desarrollo de nuestra sociedad.
Me refiero al "nuevo periodismo" que comienza a cobrar auge en nuestra localidad (pues ya en otras entidades es algo cotidiano) plasmada en estos panfletos vespertinos que imprimen sus páginas rayando en la nota roja y que están al alcance de cualquier transeúnte en las calles, no importando si éste es alguien maduro, con criterio o tan sólo un algún niño que vaya despistado y alcance a observar la dramática realidad plasmada a colores en ocho columnas.
Es cierto que existe la libertad de imprenta, de expresar, reproducir y distribuir aquello que se quiera comunicar, esto es una garantía que nos brinda la constitución, nuestra carta magna, sin embargo es también cierto aquello que nos marca la delgada línea del respeto hacia los demás, hacia la comunidad y la libertad personal.
Todo esto viene a colación, ya que con el tiempo el contenido de las dos publicaciones vespertinas de nota roja en Chihuahua se han ido recrudeciendo, cada vez las fotografías son más impresionantes, de mayor tamaño y detalle. Con mayor frecuencia ocurren casos donde familias que han perdido a alguno de sus miembros, se enteran sorpresivamente de su paradero al ver su fatal fotografía impresa en estos periódicos. Y no es fatalismo, censura, ni mucho menos, es una reflexión que brindo a los lectores de estos productos, ya que... ¿A quién le gustaría verse o ver a algún ser querido en estas páginas?
Es fácil ser curioso cuando no se ve el trasfondo. Más allá de la verdad en lo que se publica, hay que destacar que los sujetos de dichas notas no son personajes o víctimas de algún relato de ficción, son seres humanos como usted y como yo.
Por tanto es preciso analizar a qué manos llega este amarillismo. ¿Qué conclusiones puede obtener un niño que observa con su mente joven tales atrocidades, tal cantidad de violencia? ¿Ésa es la educación que queremos alcanzar? ¿Estamos dispuestos a enfrentar las consecuencias de esta degeneración de la opinión pública y el periodismo? Tan sólo pensemos qué tipo de diferenciación moral puede hacer un joven que desde pequeño observa que los asesinatos, violaciones, peleas, robos, suicidios y demás atrocidades son algo normal, común y corriente.
Como mexicana, pero más allá, como estudiante de la "ciencia" de la comunicación, me parece vergonzante que sean más los ejemplares leídos del "centavo", que las hojas de los libros que nutren a nuestro pueblo.
Una sociedad ignorante, es más vulnerable. ¿Qué clase de México queremos?
Irlanda M.D.

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