¡Vacantes!


A diario podemos encontrar en el clasificado un sinfín de vacantes y oportunidades. Esta sección es la más leída de los periódicos. Sin embargo, en ese océano de anuncios podemos encontrar de todo pero quien ha leido el siguiente:

EMPRESA IMPORTANTE EN SU RAMO SOLICITA: JOVEN ESTUDIANTE, MUJER CON O SIN HIJOS, PERSONA CON CAPACIDADES DIFERENTES, ADULTO MAYOR, SIN ESTUDIOS, O CUALQUIERA CON EDAD, SEXO, APARIENCIA, ESTADO CIVIL, MEDIDAS INDISTINTOS. CON O SIN EXPERIENCIA, QUE QUIERA UN EMPLEO FIJO, ESTABLE Y ADECUADO A SUS NECESIDADES.

OFRECEMOS JORNADA DE ACUERDO A LA LEY, PRESTACIONES, SERVICIO DE GUARDERÍA, ESTACIONAMIENTO O TRANSPORTE SEGÚN SEA EL CASO, AMBIENTE LABORAL EQUITATIVO Y CORDIAL Y OPORTUNIDADES DE ASCENSOS SEGÚN CAPACIDADES Y DESEMPEÑO LABORAL.

PRESENTARSE EN NUESTRAS OFICINAS EN EL HORARIO QUE MÁS SE AJUSTE A SUS POSIBILIDADES, SI GUSTA VENGA CON SOLICITUD ELABORADA O CURRICULUM, SI NO NO SE PREOCUPE, ESTAREMOS ESPERANDOLO PARA ENCONTRARLE EL MEJOR PUESTO EN NUESTRA EMPRESA DE ACUERDO A SU PERFIL PARA QUE EL CRECIMIENTO SEA RECÍPROCO.

¿Les suena factible encontrar una oferta así? No lo creo.

Lamentablemente el empleo en la actualidad es uno de nuestros talones de aquiles, no importando el sector al que pertenezcamos.

Los jóvenes se quejan de que no hay oportunidades. En algunos casos se esfuerzan varios años para conseguir un título universitario y poder encontrar un buen trabajo, que al egresar resulta más difícil que encontrar una aguja en un pajar. Aquellos (la triste mayoría) que no tienen acceso a estudios superiores, se enfrentan con la necesidad de soportar un empleo mal remunerado, con jornadas infrahumanas e incluso con situaciones de explotación, ni que hablar de las nulas prestaciones.

Por otra parte si ya sobrepasamos los 35 o los 30 años, quedamos fuera de los “requisitos de las empresas” y resulta casi un milagro obtener un empleo. De correr con esa suerte nos topamos con la segunda barrera, el ambiente laboral, las vejaciones por parte de compañeros y/o superiores e incluso existen casos en los que se denigra la integridad del trabajador.

Esto sin entrar al tema tortuoso de las jubilaciones, ya que ahora las empresas ni siquiera permiten crear antigüedad con los modernos sistemas de contratos mensuales, por honorarios o bajo el esquema “free lance” para evadir responsabilidades patronales.

La brecha se hace aún más amplia si se tiene la característica de ser mujer, vivir con alguna discapacidad, de estar casados, viudos, divorciados… de no ser atractivos, tener piel morena, de provenir de otra región del país o del estado, de hablar otra lengua, no contar con recomendaciones de peso, de tener hijos, vivir con alguna enfermedad, tener preferencias sexuales, políticas o religiosas distintas… o sencillamente por no causar empatía con el contratador.

Las grandes economías mundiales basan su éxito en el trabajo individual de sus ciudadanos. ¿Cuántos años le faltan a México para optimizar su capital humano, de manera justa?

¿Para garantizar la equidad y la no discriminación?
¿Para brindar empleos adecuados a la capacidad de cada uno?
¿Para resolver los casos de corrupción sindical?
¿Para brindar seguridad y estabilidad a los trabajadores y también estimular el desarrollo de los empresarios?

Este es “el tema” que hay que poner sobre la mesa. No hay tiempo para esperar pasivamente.

Los ciudadanos no necesitamos subsidios ni apoyos paternalistas, requerimos un espacio para poder trabajar y ganarnos honradamente el pan.

Si se conjugara la experiencia y sabiduría de los viejos con el ímpetu de los jóvenes, nuestro futuro sería realmente favorable.

IMD © 2006

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